domingo, 16 de agosto de 2009

La culpa. quien la quiere cargar?

Culpa

Objetivo: Dar las herramientas necesarias a los pacientes para un manejo adecuado de la culpa.

La culpa y los duelos más elaborados, tienen una influencia muy peligrosa y quizás demasiado poderosa. Donde hay un duelo existen sentimientos de culpa que constituye uno de los elementos fundamentales y es, además, una de las compañeras más fieles, de todo duelo y de todo sentimiento. Existe una estrecha relación entre Culpa y Religión, Moral y Ética.

En su obra Tótem y tabú, Freud muestra que el Tabú es una prohibición dirigida contra los deseos más intensos del hombre al que llena de ambivalencia; la palabra tiene dos significados opuestos: sagrado e impuro, un Tabú manda “No hagas esto, no toques eso”, el tabú mas primitivo inhibe el amor incestuoso y la agresión. Para Freud, después de analizar la naturaleza del tabú, existe una conciencia tabú y un remordimiento tabú, la conciencia de Tabú se encuentra relacionada con el animismo, la magia y la omnipotencia; el pensamiento mágico se vive con intensidad cuando el adulto se siente débil, cuando es inmaduro, cuando vive profunda angustia, cuando se siente totalmente desamparado: es cuando recurre a la creencia en la brujería y en las brujas o brujos.

Lo primero que aprende a distinguir el niño es lo que le produce dolor y lo que le produce place; por lo que aprenderá pronto a distinguir entre los objetos malos y buenos, sin impórtale la real calidad de objeto: será bueno si le produce gratificación y malo si no.

Un sentimiento que se encuentra muy estrechamente relacionando con los conflictos y con los mecanismos psicológicos mas precoces, incluyendo al pensamiento mágico, es el de “ambivalencia” este sentimiento es experiencia cotidiana en la vida del hombre.

El tanatólogo podrá entender y ayudar a aquellos que viven de una manera conformista o resignada su “mala suerte”, porque la valoran inconscientemente, como justo castigo de sus pecados, o simplemente se aceptan como nacidos con mala estrella; y a veces la provocaran y mantendrán dichos infortunios por tal razón. En este sentido Freud describió el mecanismo llamado “Compulsión a la repetición” este mecanismo, es el que tiende a reproducir en diferentes momentos, en otras oportunidades, en distintas escenografías, el mismo tipo de conflicto correspondiente a los moldes primitivos de los primeros conflictos infantiles. Esta compulsión a la repetición nos habla de que en cierta medida forjamos inconscientemente nuestro destino. La compulsión a la repetición tiene como factor originario todas las situaciones de angustia que provienen de nuestras vivencias más primarias.

Nos es más fácil atribuir todo lo malo que nos sucede a la mala suerte, al destino o a Dios; y nos será mas fácil también culpar de ello a las supersticiones que tenemos, sin darnos cuenta, o sin querer darnos cuenta, del grado de nuestra participación activa aunque inconsciente en ocasiones, en todo lo que hacemos y nos sucede.

La superstición tiene también una fuerte connotación religiosa; esta puede ser fuete de culpas muy profundas: en realidad el hombre a sentirse débil, percibe la presencia activa en el mundo de fuerzas superiores al él. Y se vuelve a ellas buscando protección contra las adversidades, ayuda y favor para sus seguridades personales y quizá hasta gracia y perdón por faltas cometidas. Por lo que casi sin darse cuenta les da un valor y un poder casi como si fueran un dios. Esto puede significar para el enfermo y la familia, además de un debilitamiento de la autoestima, un sentimiento de culpa por alejarse de lo que enseña su religión o por su responsabilidad adquirida al no hacer caso de la práctica supersticiosa.

La misma religión puede ser convertida en fuente de supersticiones: muchas personas, las más de las veces de escasa cultura religiosa, pueden transformar ciertas prácticas dándoles un significado diferente.

Cuando sucede esto el Tanatólogo deberá entender la fuerte culpa que puede llegar a sentir el paciente: porque hasta Dios y su protección pasaron a ser, en su consciencia, simplemente u objeto mágico.

El sentimiento de culpa: Angustia y Depresión.

Bajo un punto de vista freudiano el sentimiento de culpa se debe a la tensión existente entre el YO y el SUPERYO.

Los sentimientos de culpa no son si no la expresión de un conflicto de ambivalencia e igualmente de la lucha continúa del instinto de vida y del instinto de muerte. La culpa está en la misma esencia del conflicto que sufre el YO frente al SUPERYO. La depresión es pues una de las consecuencias de la culpa.

No siempre aparece el complejo de culpa en el campo consiente; con mucha frecuencia es totalmente reprimid, y entonces solo se manifiesta indirectamente, a través de algunos de sus efectos, como son: irritabilidad, malhumor, apatía, depresión y algunos trastornos psicosomáticos. En otras ocasiones aparecerá como una tensión intrapsiquica. El sentimiento de culpa busca necesariamente el castigo.

Alexander nos enseña que los sentimientos de culpa pertenecen a la categoría del miedo, porque inhiben la tendencia hostil. La culpa se experimenta como una tensión desagradable que carga con la idea de un daño que no se puedes, ni debe impedir. El contenido de la culpa es la conciencia de que soy malo y merezco castigo. Puede crear sentimientos de inferioridad y como reacción una conducta agresiva que puede incuso llegar a ser criminal.

El sentimiento de culpa tiene una doble causa según Freud: una es el miedo a la autoridad; y la otra es el miedo al SUPERYO. La primera causa obliga a renunciar a la satisfacción de los instintos; la segunda impulsa a buscar el castigo, puesto que no es posible ocular al superyó la presencia de los deseos prohibidos.

El sentimiento de culpa, domina la vida instintiva, ya que, además de impedir la satisfacción de los instintos, contribuye por lo mismo al incremento del masoquismo. Si el paciente tiene una conciencia moral indulgente vivirá tranquilo; pero si no, su conciencia moral será fuente de castigos y privaciones.

Es muy fácil confundir en la práctica los sentimientos de angustia, depresión y culpa. La angustia es miedo al futuro consiste en una reacción frente al peligro n el que el YO patentiza su deseo de sobrevivir y por eso sirve de acicate al mismo YO para que se prepare a la lucha o a la fuga según convenga.

Existen don diferentes culpas la depresiva y la persecutoria.

1.- Depresiva: aparece cuando el Yo es capaz de soportar el dolor de la culpa y puede desarrollar las defensas correspondientes, sobre todo la tendencia a reparar. El tiempo se rige por el consiente; hay conciencia del presente del pasado y también se puede ver la perspectiva del fututo; sus principales sentimientos son: preocupación por el objeto y por el YO, pena, nostalgia, responsabilidad y tiene actividades que son sublimatorias y reparadoras sobretodo hablando del duelo normal.

2.- Persecutoria: El Yo no está capacitado para soportar la culpa; es la que colorea a oda neurosis o psicosis, obliga a tener actitudes masoquistas, el tiempo se rige por el inconsciente; sus sentimientos se manifiestan en un marco de atemporalidad, en el que se confunde el presente con el pasado; sus principales emociones son: resentimiento, dolor, desesperación, temor y una fuerte necesidad de sufrir auto reproches.

Estos conceptos servirán cuando se tenga que tratar a enfermos terminales, o familiares de los mismos, cuyo sentido de la fe sea profundo y fundamental.

Bibliografía

Curso fundamental de tanatólogia tomo II

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